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Dos de los vencedores del Festival Stone celebrado el pasado mes de septiembre han protagonizado uno de los conciertos programados durante las Fiestas de Santa Quiteria. “Vándara” con ritmos e instrumentos que buscan la esencia a través de músicas tradicionales y la potencia de la banda “Ghost and Me” precedieron a la orquesta “Pikante”.

La música y el baile son universales, no solo para escuchar y ver sino también para ser ejecutados. Una mujer, un caballo y un jinete pueden componer una pieza de baile, como ha demostrado la Escuela Hípica de Francisco Canales con el espectáculo ofrecido durante las Fiestas de Santa Quiteria. Durante más de una hora jinetes, amazonas y caballos realizaron una decena de números que incluyen desde el baile hasta ejercicios de doma de alta escuela.

El cielo se Alpedrete se tiñó de pólvora el sábado 21 a las 14:00 de la tarde. La Plaza de la Constitución se llenó de curiosos para observar y oír la mascletá que anunciaba la comida popular que se estaba preparando en la Plaza de la Villa. Era la segunda de las tres comidas populares programadas durante las Fiestas de Santa Quiteria. El viernes el menú fueron migas y el sábado la propuesta gastronómica se decantó por brochetas. Dos comidas populares gratuitas amenizadas por la charanga Los Janeiros. Para el domingo se reservó la caldereta, ésta previo pago de 3 euros para quienes no hubieran comprado el abono taurino.

Los encierros han formado parte de las actividades festivas. Las talanqueras anunciaban que corredores y cornúpetas se encontrarían en la calle. Lo han hecho en dos ocasiones, el sábado 21 y el domingo 22, durante unos segundos de carrera. El sábado, los novillos del encierro salieron al ruedo, donde les esperaban los recortadores. Los más pequeños también han tenido astas, pero de cartón piedra.

Los carteles anunciaban “Clase práctica de la Escuela Taurina de Colmenar Viejo” y fue lo que se vio en la plaza, la traslación de lo adquirido en la escuela al albero del ruedo instalado en Alpedrete. Torearon alumnos de esa escuela y de la Fundación El Juli. Cinco en total con suerte dispar en embestida, capa y muleta. En la clase práctica participaron Diego García Porras, David López Sánchez, Sebastián Gómez Baracaldo, Alberto Martínez, Félix Arévalo Malazuaga, Sergio Díaz Hernández, Sergio Segovia Moreno, Daniel Estéllez Mínguez, Alberto Fernández Santero y Álvaro García Roldán bajo la dirección del maestro Carlos Aragón Cancela.

Cientos de personas han subido en el globo aerostático instalado en el campo de fútbol de la Ciudad Deportiva Municipal. La subida de pasajeros comenzó a las ocho y media de la tarde y concluyó pasadas las doce de la noche. Ascender unos metros ha sido suficiente para que muchos obtuvieran una visión diferente del municipio, a vista de pájaro. Y para quienes prefieren mantener los pies en tierra firme una calesa ha recorrido las principales calles del centro de Alpedrete.

Las Fiestas de Santa Quiteria 2016 han recuperado una tradición ancestral: el traslado del ganado de los pastos de invierno a los pastos de verano. Ha sido una muestra de trashumancia protagonizada por caballistas, bueyes y un toro criado a biberón al que llaman “Pequeño”. El conjunto trashumante recorrió la vía pecuaria que comienza al finalizar la calleja del Maestro e hizo camino cruzando el centro de Alpedrete hasta llegar a la plaza de toros instalada junto a la rotonda de El Cantero. Más de una hora de trasiego a paso de res para rememorar una práctica habitual en el municipio hace algunas décadas. La trashumancia fue utilizada por los romanos en la península Ibérica y creó un sistema de comunicaciones del que aún se conservan unos 125.000 kilómetros.

Los más pequeños han cobrado protagonismo este jueves en las Fiestas de Santa Quiteria. Un día dedicado fundamentalmente a las actividades en familia. Al mediodía los juegos hinchables instalados en la Plaza de la Villa mostraban las habilidades de algún aspirante a escalar altas cumbres. Por la tarde, el esfuerzo consistía en no perder el equilibrio entre la espuma, tantas pompas que alguno tuvo que usar la fuente a modo de bañera. Los más intrépidos optaron por los autos locos. Destacaron dos modelos. Uno con tracción a los “cuatro colegas” (cuatro cuerdas atadas a cada extremo de un carrito de supermercado de las que tiraban los cuatro amigos del piloto) y a “piñón fijo”, típica moto enana de plástico conducida por un individuo ostensiblemente más grande que el vehículo. Velocidad pura y a parar contra las balas de paja.