¿Cuál es la imagen idónea para felicitar-felicitarnos? Llegan a miles a través de las redes sociales, buscamos y dudamos qué escoger…, para probablemente elegir de forma inapropiada. La respuesta, olvidamos a menudo, está más cerca y es más sencilla de lo que creemos.
La Navidad, la Felicitación, la Concordia, la Ilusión, la Verdad (todas mayúsculas) aparecieron el pasado 28 de diciembre (benditos Santos Inocentes) en la Casa de la Cultura tras la entrega de los premios del Concurso de Cuentos de Navidad. Una niña se acercó a un Paje Real. Se miraron y se hablaron. Y de esa conversación discreta, secreta y trascendente en la que una niña expresa sus íntimos deseos a alguien importante porque tiene acceso a los Reyes Magos, nació una fotografía.
Una fotografía es mucho más que un instante. Relata una fracción de tiempo que tiene un pasado y un futuro. El gesto de la niña sugiere un poco de temor, una pizca de sonrojo, tal vez una miaja de incertidumbre ante el contacto de tú a tú con el emisario real. ¿Y el Paje? Gesto sereno y leve sonrisa. Escucha atento, amoroso, ofreciendo en primer plano arrugas que son líneas de vida.
La imagen, captada por Miguel Ángel Arcos, bien merece ser felicitación navideña por encontrar el instante que muestra pasado y futuro, por engarzar el sueño casi recién parido con el deseo de concederlo. Bien podría ser un abuelo y su nieta, pero la magia le ha otorgado el rango de Real Ilusión.